Todos hemos buscado libros gratuitos en PDF, alguna vez en nuestra vida, ¿cierto que sí? Pero seguro, como creyente, habrás dado con alguna persona que insista con la incómoda ideíta esa de que descargarlos es pecado. Si te sembró la duda, ¿qué piensas tú? ¿Se vale ese calificativo para hablar de un acto tan simple como darle «descargar» a un archivo que no ocupa muchas megas en el vasto espacio de internet? Descifremos ese asunto juntos.
Lo primero que hay que decir es que escribir un libro es verdaderamente un trabajo exigente. Seamos sinceros y digamos que hay gente que escribe libros por vender y, en el ámbito cristiano, sobre todo porque saben que tienen un público asegurado: los mismos que los siguen en las predicaciones. Eso también debería considerarse pecado, hacer algo simplemente porque te salió de la ambición hacerlo. Aún con esa consideración, sigue siendo un trabajo exigente.
Por supuesto, no estoy diciendo que todos los que venden libros y son predicadores, están mal. Basta con leer alguno de los libros de Erwin Mc Manus o de Alex Sampedro, para saberlo. A esos libros se les nota el trabajo y toda un alma de escritor detrás. Pero con gente así, uno podría pensar: «ya están ganando suficiente con sus predicaciones y sus sueldos, un librito que uno les lea sin pagar no les quita nada, ¿no?». Pues no. Resulta que el principio cristiano afirma que los que trabajaron, merecen un salario (y no dice que no se le debe dar si son ricos).
La idea mítica de que los escritores son millonarios, que solo aparece cuando piensas en los libros que quieres descargar sin haberlos pagado, es toda una mentira. ¿Sabías que solo reciben un 15 % de lo que cuesta un libro? ¿Ya hiciste la cuenta sobre 15 dólares? Y no pienses que los monstruos de las editoriales son los que se enriquecen: hay vendedores, transportadores, empastadores, editores… Hay mucha gente que vive de esto.
¿Cuánto cobras por una hora de trabajo? Bueno, resulta que los escritores también utilizan su tiempo, su formación y exponen los conocimientos que han adquirido, muchas veces ofreciéndonos arte muy inspirado, y es muy triste que no puedas valorar eso. Al tomar eso gratis, estás participando de un robo. Tal vez no te guste leerlo, pero lo mejor cuando usamos las palabras, es usar las que de verdad le dan sentido a lo que dices. No decimos piratería, porque no tienes un parche en el ojo ni una pata de palo. Así lo sientes más: estás robando.
Antes de que pienses en el «argumento» de que escribir es un don de Dios y por eso los libros se deberían regalar, te respondo que trabajar en lo que sea que hagas, también lo es. Eso no hace que tú te veas obligado a regalar tu trabajo… Wow. Empezamos con suavidad y terminamos con fuerza. Lo siento, veo a diario escritores buenos, frustrados porque hay gente que no gusta de pagar lo que utiliza. Si tanto afán por la lectura tienes, busca libros de dominio público o compra e-books que son más baratos. O en últimas, ahorra y recompensa el trabajo de un escritor cristiano, comprando el libro que quieres en tu librería favorita.
Con cariño.